Jamás probé unas trufas como las que podéis hacer con esta receta, ni compradas ni caseras, el sabor de estas trufas es absolutamente sensacional y son facilísimas de preparar.
Con esta receta de la Repostera he conseguido un diez en trufas a la primera, así que de verdad que os animo a probar esta receta porque vais a conseguir que os salga sensacional, además os dejo los trucos que me ha dado a mí para conseguir que estén perfectas en sabor, apariencia y textura.
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En primer lugar derrite la mantequilla con el chocolate al baño maría y una vez que esté derretido se retira del fuego.
Mientras tanto, deshaz las galletas y luego mézclalo con la nata.
Separa la yema de la clara. Cuando el chocolate esté templado, más bien frío, añades la yema de huevo y remueve bien hasta que se incorpore perfectamente.
Mezcla el chocolate con las galletas hasta que esté bien mezclado. Monta las claras a punto de nieve y las añades a la masa anterior. Añades un chorrito de coñac y vuelve a mezclarlo.
En cuanto lo tengas, lo pones en un recipiente, lo metes en la nevera y lo dejas enfriar hasta que la masa esté dura. En mi caso, lo he dejado algo menos de un día por cuestiones laborales, pero podéis ir comprobándolo.
Una vez que la mezcla esté dura, coge una cucharilla y con ella podrás calcular las porciones de cada trufa. Moldea cada una de ellas y cúbrelas con virutas de chocolate, filigranas, cacao puro o cómo queiras…
Hay varios aspectos que tienes que tener en cuenta a la hora de hacer la masa de las trufas. Si ves que la mezcla se queda demasiado líquida al añadir coñac o en general, puedes añadir más cacao o galletas molidas, ve añadiendo poco a poco. No tiene que quedarte una masa sólida cuando estéis preparándola sino más bien una crema densa.
Siempre es preferible que quede más bien densa que líquida.
En cuanto las preparé las metí en la nevera, me encanta cuando están fresquitas y luego se deshacen en la boca. ¡Una auténtica delicia! De verdad, es la mejor receta de trufas que he probado, os la recomiendo.
Muchas Gracias…